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Adela existe, es la hija del propio autor y este libro es para ella. Su padre quería poner el mundo a su alcance y para ello necesitaba un libro grande, muy grande. Lo creó así, sin palabras, sólo dibujos de estilo ingenuo y cierto aire antiguo. Al ir avanzando, las ilustraciones van adquiriendo más y más tamaño, del mismo modo que crece la niña a la que van dedicadas. Un libro para mirar, para ver. Un libro con magia, que es capaz de hacer que se enumeren palabras que formen hileras y lleguen a construir cuentos y otras historias, reales o imaginarias, realistas o absurdas. Ideal para aquellos que aún no saben leer, pero que saben observar con atención. Un libro enorme en el que entrar y quedarse durante mucho, mucho tiempo.
La imaginación de los niños es infinita. Como las veces que puedes llegar a leer este libro por primera vez. Como las veces que llegarás a sorprenderte con cada página. Es un libro que despierta tus cinco sentidos. Un libro que los niños tendrán que explicar a los mayores. Un juego que reta la manera de leer. No has visto nada igual.
La imaginación al poder.
No sé que tiene este álbum que me he quedado atrapada. Me parece una invitación a jugar, llena de humor y una lectura libre cada cual puede encontrar su propio álbum dentro del álbum. El gran formato también me ha gustado, dan ganas de tirarse en el suelo y ponerse a fantasear.
Interesante
Me gustaría leerlo.
¡Un imaginario diferente! Para explorar y descubrir con calma. Gael estuvo mucho tiempo leyendo sólo una de las páginas. La que tiene muchos objetos que aparecen, en cierto modo, ordenados. Ahora ya se atreve con las páginas más locas y le encanta buscar cosas extrañas y reírse con ellas.